Algo tan corriente como
es el bolígrafo tendrá sus días contados, esta es la pregunta que me hago. Los avances tecnológicos acabarán con
este instrumento tan simple y práctico que todo
el mundo utiliza en su vida.
Cuando somos niños
aprendemos a escribir con un lápiz o con un bolígrafo. La escritura es la base
de la educación clásica obligatoria desde mediados del siglo XIX. Pero ahora,
esta acción que pensamos que nunca iba a cambiar, parece que tiene poco futuro.
Primero llegaron los teclados, posteriormente desde 2010, las tabletas digitales
han invadido los países desarrollados tanto en las oficinas como en nuestras
casas, además han cambiado nuestros hábitos. Escribimos más, sí, pero menos con
lápiz y papel. Cada vez más escuelas evalúan si sería mejor dejar de utilizar el
bolígrafo y el lápiz al menos de forma parcial.
Esta claro que un instrumento tan barato, sencillo y que no consume energía no debe desaparecer y sobre todo sustituirlo por las tables, ya que, esto causaria un gran impacto sobre el planeta tierra, por la cantidad de recursos enegéticos que necesitamos para el funcionamiento de dichos aparatos.
¡Te puedes imaginar! si cada habitante del planeta usase una table que la tubiese que cargar cada día la cantidad de electricidad que necesitariamos para su funcionamiento. Este es el precio que tenemos que pagar por los avances tecnológicos, por tanto debemos aprender a usar estos avances tecnológicos con sentido común procurando no malgastar los recursos de nuestro planeta.
El boli sobrevive hasta hoy y ha pasado por múltiples usos, desde herramienta
para enrollar cassettes, tirar bolitas o cáscaras de naranja en clases, calentar
la punta haciendo muchas rayas sobre la mesa y quemar al compañero... y para
escribir también, claro.
Un bolígrafo, pluma esferográfica, birome, esfera,
plumero, esferógrafo, pluma (por la referencia al
instrumento predecesor de uso de tinta que se hacía de una pluma de ave) o
puntabola es un instrumento de escritura
consistente en una punta de carga, que contiene una bola, generalmente de acero o wolframio, que en contacto con el papel, va dosificando la tinta a medida que se la hace rodar, del mismo modo que
un desodorante de bola. Puede ser de punto fino, mediano o diamante
Según la RAE:
bolígrafo.
(De bola y
‒́grafo).
1. m. Instrumento para escribir que
tiene en su interior un tubo de tinta especial y, en la punta, una bolita
metálica que gira libremente.
UN DISEÑO PERFECTO
Lo que mejor define
estos bolígrafos es la sencillez. Su diseño es simple y totalmente útil, no
sobra ni falta nada. El capuchón sirve para indicarnos el color del boli (con lo
que no es necesario crear carcasas de diferenciadas para cada tipo de color, con
tubo transparente nos vale para todos los modelos), además de servir para poder
enganchar el boli en el bolsillo de nuestra camisa. El tubo que contiene el
bolígrafo tiene forma hexagonal para evitar que ruede sobre una mesa inclinada y
permite una sujeción mayor que un tubo redondo. El pequeño agujerito del tubo
sirve para que entre el aire y así pueda fluir la tinta. Su tapón trasero, con
su forma ligeramente abombada, queda completamente acoplado al tubo, evitando
que nos manchemos en caso de una fuga de tinta. Un bolígrafo que ha mantenido su
diseño sin realizar ningún cambio desde entonces. Lo que dice mucho del grado de
perfección que logró el diseño original.
Alguna vez se preguntó el origen del bolígrafo
ensayos que no resultaron exitosos debido a distintos problemas de diseño, hasta que en 1938, apareció el lápiz pasta que conocemos hasta hoy. Su creador fue Lázló Biró, un periodista húngaro-argentino.
Como todo periodista de la época, Biró tomaba apuntes con una pluma a tinta, y constantemente le enojaba que las notas se manchaban porque la tinta no se seca de inmediato, sino que se demora. Los borrones y el tiempo que le llevaba rellenar los cartuchos tenían frustrado a Biró, que se preguntó si no habría una manera más eficiente de escribir.
Mientras trabajaba en el diario, Biró notó que para imprimir el periódico se usaba una tinta que se secaba rápido, dejando al papel libre de borrones. Intentó usar esa misma tinta en una pluma, pero no funcionó: era muy viscosa y no fluía hasta la punta. Entonces le pidió consejo a su hermano Georg, un químico.
Georg desarrolló una nueva punta para el lápiz, que consistía en una bolita que giraba libremente, y a medida que se daba vueltas recogía la tinta almacenada en el lápiz y permitía transferirla al papel. Por eso durante un tiempo se le llamó pluma "esferográfica", aunque bolígrafo fue el nombre que quedó finalmente para el producto. Se dice que la idea de usar una bolita en la punta se le ocurrió a Lazlo cuando se quedó mirando a unos niños que estaban precisamente jugando a las bolitas. Una de las esferas pasó por un charco, y al salir de él, dejó una línea marcada sobre la tierra seca.
Fuente: http://www.fayerwayer.com/2011/06/el-origen-de-el-lapiz-pasta/
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