La Tierra y su satélite natural han bailado juntos a diferentes ritmos y distancias durante los últimos
4.500 millones de años. La Luna ejerce una poderosa influencia en multitud de aspectos en nuestro planeta: ciclos biológicos en infinidad de especies, las mareas… y también la duración de nuestros días y noches que dependen en buena medida de la distancia entre los dos cuerpos.
Luna se está alejando de nosotros. En la actualidad nuestro satélite se encuentra a una distancia 18 veces mayor que cuando se formó.
Un nuevo estudio de la Universidad de Wisconsin-Madison vuelve a confirmar que nuestro satélite sigue alejándose y ese distanciamiento provoca que los días sean cada vez más largos. De hecho, lo han medido y estiman que la Luna se está alejando de nosotros a una velocidad de 3,82 centímetros al año, lo que significa que los días se alargan 0,00001 segundos cada año.
Puede parecer insignificante, y por supuesto ninguno de nosotros notamos alguna de sus consecuencias. Sin embargo estos minúsculos cambios pueden ser muy importantes para numerosos sistemas tecnológicos que necesitan de una altísima precisión. Sistemas de geolocalización como el GPS, funcionamiento de satélites, tráfico marítimo y aéreo o incluso lanzamientos y misiones espaciales pueden verse afectados si no se tienen en cuenta estos cambios milimétricos.
Existen diferentes maneras de medir la distancia a la Luna, la más conocida es utilizando los espejos que las misiones Apollo dejaron sobre su superficie
y utilizar láseres para medir el tiempo de ida y vuelta. Pero estos
métodos solo nos dicen la distancia actual de la Tierra a la Luna.
Lo
que han querido hacer los investigadores en este nuevo estudio va mucho
más allá: analizar esos cambios en la distancia de los dos cuerpos a lo
largo de millones de años y relacionarlos con registros geográficos que
se puedan estudiar aquí en la Tierra.
Esa
conexión les ha llevado por ejemplo a relacionar la frecuencia de estas
variaciones en la órbita, con las formaciones Xiamaling en el norte de
China, de 1.400 millones de años de antigüedad, y con un registro de 55
millones de años de la cresta Walvis Ridge, en el océano Atlántico Sur.
La órbita de nuestro satélite tiene consecuencias globales y estos
sedimentos pueden ayudarnos a estimar su distancia.
El objetivo del estudio, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences,
ha sido evaluar de manera fiable sedimentos y capas de rocas de
registros geológicos y relacionarlos con la dirección del eje de
rotación de la Tierra y la órbita tanto en tiempo más reciente como en
el tiempo profundo pudiendo así determinar la duración del día y la
distancia entre la Tierra y la Luna en esas épocas.
Analizando
estos registros geográficos los investigadores pueden ofrecer una
estimación de cuánto duraba el día en la Tierra en esa época, y los
resultados son interesantes: hace 1.400 millones de años un día duraba 18 horas.
La Luna se encontraba mucho más cerca de nosotros y su influencia se
quedó plasmada en esos sedimentos que hoy nos ha servido para estimar su
distancia y la duración del día.
En
estudios posteriores los investigadores desean ampliar estas
estimaciones a otros periodos de nuestra historia geológica, en la
búsqueda de una visión más completa de la relación con nuestro satélite y
la influencia en cada momento.
Referencias científicas y más información:
Stephen R. Meyers, Alberto Malinverno, “Proterozoic Milankovitch cycles and the history of the solar system” PNAS June 4, 2018. 201717689; DOI/10.1073/pnas.1717689115
Oliver Weaton “Days are longer than they used to be due to moon moving away from earth, study finds” The Independent
Kelly April Tyrrell “Thank the moon for Earth’s lengthening day” University of Wisconsin-Madison
PREGUNTA:
¿QUÉ PASARÍA SI NO HUBIESE LUNA?
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