Existe una tradicional regla publicitaria no escrita, según la cual
todos los relojes deben señalar las 10:10 cuando son fotografiados para
figurar en un anuncio.
Pero no es tal hora fruto del
capricho, sino de un minucioso análisis estético de la imagen y de su
impacto psicológico. Para empezar, no resultan estéticas las horas en
las que se superponen las agujas, pues da la impresión de que el reloj
tan solo tiene una.
Por el mismo motivo se rechazan aquellas en las que las agujas estén muy
próximas, pues ofrece una sensación de amontonamiento sin sentido
al quedar libre el resto de la esfera.
De las seis restantes mantenemos aquellas que permitan ver claramente la
marca del reloj, que se suele colocar en la parte superior, por encima
del centro del círculo. Estas horas son: las 06:10, las 08:20 y las
10:10.
La primera de ellas no nos sirve en el caso de que se ponga alguna
indicación —como el modelo o tipo de reloj— en la esfera, ya que el
lugar idóneo es en la parte inferior por debajo del centro del círculo.
Así que quedan dos.
Si la esfera fuera un
rostro, las agujas dibujarían una mueca de tristeza a las 08:20 y una
sonrisa a las 10:10. No resulta difícil escoger.
Las
10:10, hora conocida como happy hour por aquello de la sonrisa, es la
elegida por cuestiones fotogénicas. Y la costumbre se ha seguido para
los relojes digitales sin importar el modelo, la procedencia o el
precio. Aunque algunas marcas intentan dar un toque de originalidad o
rebeldía cambiando la hora, pero solo se atreven a cambiarla un poquito
como en el caso del Omega que señala las 10:08, o el Pulsar que señala
las 10:09. Y aunque la hora no tenga esta justificación en los relojes
digitales, se sigue la costumbre en algunos de sus anuncios.
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