Preparar esta fase del proceso de selección es fundamental para
brillar sobre el resto de los candidatos. Le contamos los fallos que conviene
esquivar para enfrentarse con éxito a este trance
En un mercado de trabajo debilitado, caracterizado por una creciente oferta
de mano de obra y una menguante demanda de trabajadores, cada vez es más
complicado llegar a la última fase de los procesos de selección laboral. En ese
sentido, conviene preparar bien la entrevista de trabajo con objeto de no fallar
el disparo cuando el pájaro se ponga a tiro. Sabiendo que tres de cada cinco
entrevistas fracasan por falta de preparación de los candidatos (según
estimaciones de Adecco), le contamos los cinco errores que conviene evitar para
brillar sobre el resto de los aspirantes. Son éstos:
1.- Centrarse en explicar la experiencia laboral no relacionada con la oferta de trabajo en cuestión.
Una entrevista de trabajo es una oportunidad para demostrar que uno es el mejor aspirante para el puesto que se oferta. Hay poco tiempo y los candidatos son muchos, por lo que es preferible ir al grano. En ese sentido, cuando le pregunten sobre su experiencia anterior, deberá centrarse en destacar los aspectos de la experiencia laboral y cualidades relacionados con la oferta en cuestión, sin detenerse en otros aspectos, según cuenta Marisol Cota, directora de selección de Adecco en Madrid. Por este motivo, "es muy importante haberse preparado la entrevista, estudiando bien la oferta y la empresa" para poder destacar los aspectos de nuestra trayectoria que mejor cuadren con lo que los entrevistadores buscan, según añade María José Martín, directora de atracción y gestión del talento de ManpowerGroup. Este punto es especialmente importante para los profesionales de mayor edad (y por tanto experiencia), pues según un estudio de Adecco, el 35% de los entrevistadores encuestados consideraron que los profesionales maduros "se venden" peor que los jóvenes en este tipo de situaciones. En todo caso, no es recomendable sucumbir a la tentación de "adornar" nuestra trayectoria, "ya que tarde o temprano saldrá a la luz y será perjudicial para el propio candidato", según María José Martín.
2. Mostrar expectativas salariales muy por encima de las ofertadas
Un error frecuente es inflar mucho el salario que nos interesaría percibir, respecto al que la empresa está dispuesta a ofrecer, explica Marisol Cota. Esto podría borrarnos de un plumazo de la carrera por el puesto. La cuestión es encontrar el punto justo, no quedarnos demasiado cortos ni 'pasarnos de frenada' cuando nos pregunten por nuestras expectativas salariales. No es una mala idea tratar de informarse de lo que se está percibiendo en puestos similares en la misma empresa o en otras del sector. En ocasiones, una simple búsqueda en Internet ayuda a orientarnos.
3. No haberse preparado para unas entrevistas cada vez más prácticas
El formato de entrevista anglosajón va ganando terreno en España. En ese sentido, los candidatos deberán habituarse a que varios entrevistadores les pregunten sobre cómo abordarían casos reales en su entorno de trabajo, desde la consecución de un objetivo a un desencuentro con un compañero. Por ejemplo, una pregunta común es "dime cuál ha sido la mayor dificultad que has tenido que abordar en el desarrollo de tu profesión y cómo la resolviste". También es habitual que se desarrolle parte de la entrevista en otro idioma o que incluso haya un ejercicio práctico. Asimismo, hay que cuidar mucho el lenguaje dejando claras nuestras habilidades. Así, en lugar de decir "he trabajado durante 5 años como administrativo en x empresa", es mejor hablar de la evolución progresiva durante ese periodo de tiempo, enumerando las responsabilidades y atribuciones que hemos desempeñado, así como los logros obtenidos para la anterior empresa. En cuanto al formato de la entrevista, Marisol Cota también recomienda seguir el ritmo que vaya pautando el entrevistador, que es el que debe llevar la iniciativa: "No debemos adelantarnos a las preguntas, debemos permitir que sea él quién pregunte, escuchar atentamente y responder de manera tranquila. En caso de duda, será el entrevistador quien nos inste a preguntar si algún dato no queda claro".
4. Cometer errores básicos como llegar tarde, llevar un aspecto descuidado o no apagar el móvil
Puede parecer una obviedad, pero una impuntualidad, un teléfono que suena en mitad de una entrevista o un aspecto demasiado desenfadado (o arreglado) puede contribuir a dar una mala impresión. "La buena presencia no es un elemento discriminatorio aunque es aconsejable ir correctamente aseado y con vestimenta formal", explica Marisol Cota, quien recuerda que es adecuado llevar copias impresas a la entrevista por si los entrevistadores no las tienen a mano. En cuanto a la puntualidad, no es necesario "presentarse una hora antes de la cita pero sí tener en cuenta los imprevistos que pudiesen ocurrir en el trayecto (encontrar la calle, acceder al recinto donde se sitúa la empresa, etc). Asimismo, nunca se debe hablar mal de antiguos empleos, jefes o compañeros de trabajo, como recuerda María José Martín, de ManpowerGroup.
5.- No analizar bien la oferta, la empresa y el sector relacionado con el puesto de trabajo
Para poder responder con intención a cada una de las cuestiones y retos que nos planteen los entrevistadores, deberemos conocer exactamente qué están buscando. En ese sentido, hay que informarse con detalle del profesional que demandan, la situación de la empresa, los retos que tiene en el horizonte y el sector al que pertenece. La cuestión es ir trufando el discurso con los datos que hemos asimilado de la empresa, pero sin forzar alusiones que no estén relacionadas con la pregunta en cuestión. Asimismo, conocer el nombre de los entrevistadores y su cargo podría servir de ayuda. Cuanto más se conecte con el entrevistador, mejor. Las nuevas tecnologías pueden ayudar en ese sentido, así que no se debe tener miedo a emplear Linkedin para contactar con gente de la empresa y preguntarles sobre el puesto. Mostrará interés y puede ser un punto a favor. En el caso de mostrar la actitud contraria, "el desconocimiento (de la empresa) transmite falta de interés y no beneficia a la candidatura", recuerda María José Martín.
1.- Centrarse en explicar la experiencia laboral no relacionada con la oferta de trabajo en cuestión.
Una entrevista de trabajo es una oportunidad para demostrar que uno es el mejor aspirante para el puesto que se oferta. Hay poco tiempo y los candidatos son muchos, por lo que es preferible ir al grano. En ese sentido, cuando le pregunten sobre su experiencia anterior, deberá centrarse en destacar los aspectos de la experiencia laboral y cualidades relacionados con la oferta en cuestión, sin detenerse en otros aspectos, según cuenta Marisol Cota, directora de selección de Adecco en Madrid. Por este motivo, "es muy importante haberse preparado la entrevista, estudiando bien la oferta y la empresa" para poder destacar los aspectos de nuestra trayectoria que mejor cuadren con lo que los entrevistadores buscan, según añade María José Martín, directora de atracción y gestión del talento de ManpowerGroup. Este punto es especialmente importante para los profesionales de mayor edad (y por tanto experiencia), pues según un estudio de Adecco, el 35% de los entrevistadores encuestados consideraron que los profesionales maduros "se venden" peor que los jóvenes en este tipo de situaciones. En todo caso, no es recomendable sucumbir a la tentación de "adornar" nuestra trayectoria, "ya que tarde o temprano saldrá a la luz y será perjudicial para el propio candidato", según María José Martín.
2. Mostrar expectativas salariales muy por encima de las ofertadas
Un error frecuente es inflar mucho el salario que nos interesaría percibir, respecto al que la empresa está dispuesta a ofrecer, explica Marisol Cota. Esto podría borrarnos de un plumazo de la carrera por el puesto. La cuestión es encontrar el punto justo, no quedarnos demasiado cortos ni 'pasarnos de frenada' cuando nos pregunten por nuestras expectativas salariales. No es una mala idea tratar de informarse de lo que se está percibiendo en puestos similares en la misma empresa o en otras del sector. En ocasiones, una simple búsqueda en Internet ayuda a orientarnos.
3. No haberse preparado para unas entrevistas cada vez más prácticas
El formato de entrevista anglosajón va ganando terreno en España. En ese sentido, los candidatos deberán habituarse a que varios entrevistadores les pregunten sobre cómo abordarían casos reales en su entorno de trabajo, desde la consecución de un objetivo a un desencuentro con un compañero. Por ejemplo, una pregunta común es "dime cuál ha sido la mayor dificultad que has tenido que abordar en el desarrollo de tu profesión y cómo la resolviste". También es habitual que se desarrolle parte de la entrevista en otro idioma o que incluso haya un ejercicio práctico. Asimismo, hay que cuidar mucho el lenguaje dejando claras nuestras habilidades. Así, en lugar de decir "he trabajado durante 5 años como administrativo en x empresa", es mejor hablar de la evolución progresiva durante ese periodo de tiempo, enumerando las responsabilidades y atribuciones que hemos desempeñado, así como los logros obtenidos para la anterior empresa. En cuanto al formato de la entrevista, Marisol Cota también recomienda seguir el ritmo que vaya pautando el entrevistador, que es el que debe llevar la iniciativa: "No debemos adelantarnos a las preguntas, debemos permitir que sea él quién pregunte, escuchar atentamente y responder de manera tranquila. En caso de duda, será el entrevistador quien nos inste a preguntar si algún dato no queda claro".
4. Cometer errores básicos como llegar tarde, llevar un aspecto descuidado o no apagar el móvil
Puede parecer una obviedad, pero una impuntualidad, un teléfono que suena en mitad de una entrevista o un aspecto demasiado desenfadado (o arreglado) puede contribuir a dar una mala impresión. "La buena presencia no es un elemento discriminatorio aunque es aconsejable ir correctamente aseado y con vestimenta formal", explica Marisol Cota, quien recuerda que es adecuado llevar copias impresas a la entrevista por si los entrevistadores no las tienen a mano. En cuanto a la puntualidad, no es necesario "presentarse una hora antes de la cita pero sí tener en cuenta los imprevistos que pudiesen ocurrir en el trayecto (encontrar la calle, acceder al recinto donde se sitúa la empresa, etc). Asimismo, nunca se debe hablar mal de antiguos empleos, jefes o compañeros de trabajo, como recuerda María José Martín, de ManpowerGroup.
5.- No analizar bien la oferta, la empresa y el sector relacionado con el puesto de trabajo
Para poder responder con intención a cada una de las cuestiones y retos que nos planteen los entrevistadores, deberemos conocer exactamente qué están buscando. En ese sentido, hay que informarse con detalle del profesional que demandan, la situación de la empresa, los retos que tiene en el horizonte y el sector al que pertenece. La cuestión es ir trufando el discurso con los datos que hemos asimilado de la empresa, pero sin forzar alusiones que no estén relacionadas con la pregunta en cuestión. Asimismo, conocer el nombre de los entrevistadores y su cargo podría servir de ayuda. Cuanto más se conecte con el entrevistador, mejor. Las nuevas tecnologías pueden ayudar en ese sentido, así que no se debe tener miedo a emplear Linkedin para contactar con gente de la empresa y preguntarles sobre el puesto. Mostrará interés y puede ser un punto a favor. En el caso de mostrar la actitud contraria, "el desconocimiento (de la empresa) transmite falta de interés y no beneficia a la candidatura", recuerda María José Martín.
http://www.finanzas.com/noticias/empleo/20121217/cinco-errores-evitar-entrevista-1655437.html
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