En español, el encabezamiento de una carta se cierra tradicionalmente con dos puntos, y la primera letra del siguiente párrafo se escribe en mayúscula:
Estimado Enrique:
He recibido tu carta del día 16...
Sin embargo, cuando el encabezamiento consiste en una frase autocunclusiva, hay quien evita los dos puntos y los sustituye por punto:
Buenos días.
Tengo que comunicarles que...
Cerrar el encabezamiento con una coma no es propio del español, sino del inglés.
Más aclaraciones: 1. Hola, Pedro, Responderé tu pregunta. 2. Estimado Pedro: Responderé tu pregunta. Los dos ejemplos anteriores son un intento de mostrar la diferencia entre un vocativo y un sustantivo que no cumple esa función. En 1. tu nombre está usado como vocativo. Lo uso para llamar tu atención, para dirigirme a ti y sepas que quiero que leas lo que escribí a continuación. Por otro lado, 2. es el encabezado común de una carta, en la cual uno se dirige a un «querido amigo» o a un «estimado colega», por ejemplo. Ni amigo ni colega están usados como vocativos. Son, simplemente, sustantivos que tienen un adjetivo como modificador directo (querido y estimado, respectivamente). Tal encabezado va seguido por los dos puntos en español.
El vocativo se usa para invocar a una persona o cosa o para llamar su atención. Al decir «querido hermano» o «estimado Sr. Director», si bien te estás dirigiendo a la persona, no estás llamándola o invocándola sino agregando a su nombre, cargo o relación contigo una cualidad (querido, estimado). El ejemplo 1. Es diferente porque estás directamente llamando la atención de la persona a la que te dirigís. Otros ejemplos de uso del vocativo son: «escúchame, querido hijo», «adiós, profesora», «¿podría decirme la hora, señor?», «te veré otra vez, amado mío, cuando llegue el otoño.». El uso del vocativo requiere (o por lo menos espera) que la persona en cuestión acuse recibo de tu llamado de alguna forma. Siempre va seguido de coma si está en posición inicial en la oración, entre comas si está en posición media y precedida por coma si está al final.
Fíjate que este no es el caso en los encabezados de cartas del tipo de 2., que no llevan coma y terminan con dos puntos. ¿Qué pasaría si, por ejemplo, yo adoptara el uso de la coma donde deben ir los dos puntos? En este caso, podrían pasar varias cosas. Si le escribo a alguien que no conoce la regla de los dos puntos, seguramente no notará la diferencia. Si le escribo a un colega, este podría pensar que mi conocimiento de mi propio idioma deja mucho que desear.
Finalmente, si le escribo (con el uso de la coma, no de los dos puntos) a un potencial empleador, por ejemplo a la persona a cargo en una agencia de traducciones, será un milagro que me den trabajo. Como muchas cosas, la elección de niveles de formalidad, de estilo y de corrección en el uso del lenguaje y sus reglas puede tener resultados variados según la situación y la gente en esa situación. El caso vocativo es un caso que se emplea para identificar el nombre al que se dirige el hablante. Se encuentra en latín, polaco, lituano y otras lenguas. Cuando se utiliza un vocativo, el elemento a quien se dirige el hablante se expone, directamente. Por ejemplo, en la oración, «No te entiendo, Juan», Juan es un vocativo que indica el receptor del mensaje, o persona a quien el hablante se dirige. Una expresión en vocativo es una interjección, no cumple función de sujeto ni de objeto y suele emplearse en cualquier tipo de conversación. Ejemplos: Hola, Raquel. ¡Buenos días, clase! No olvides tu traje de baño, Jorge. Jorge, ¿recordaste traer tu bañador? No, Antonio, lo he olvidado. Estoy orgulloso de ti, hijo. Si yo fuera tú, María, estudiaría español en lugar de francés. ¡Adiós, Madrid, que te quedas sin gente! ¡Adiós, paredes!
Más aclaraciones: 1. Hola, Pedro, Responderé tu pregunta. 2. Estimado Pedro: Responderé tu pregunta. Los dos ejemplos anteriores son un intento de mostrar la diferencia entre un vocativo y un sustantivo que no cumple esa función. En 1. tu nombre está usado como vocativo. Lo uso para llamar tu atención, para dirigirme a ti y sepas que quiero que leas lo que escribí a continuación. Por otro lado, 2. es el encabezado común de una carta, en la cual uno se dirige a un «querido amigo» o a un «estimado colega», por ejemplo. Ni amigo ni colega están usados como vocativos. Son, simplemente, sustantivos que tienen un adjetivo como modificador directo (querido y estimado, respectivamente). Tal encabezado va seguido por los dos puntos en español.
El vocativo se usa para invocar a una persona o cosa o para llamar su atención. Al decir «querido hermano» o «estimado Sr. Director», si bien te estás dirigiendo a la persona, no estás llamándola o invocándola sino agregando a su nombre, cargo o relación contigo una cualidad (querido, estimado). El ejemplo 1. Es diferente porque estás directamente llamando la atención de la persona a la que te dirigís. Otros ejemplos de uso del vocativo son: «escúchame, querido hijo», «adiós, profesora», «¿podría decirme la hora, señor?», «te veré otra vez, amado mío, cuando llegue el otoño.». El uso del vocativo requiere (o por lo menos espera) que la persona en cuestión acuse recibo de tu llamado de alguna forma. Siempre va seguido de coma si está en posición inicial en la oración, entre comas si está en posición media y precedida por coma si está al final.
Fíjate que este no es el caso en los encabezados de cartas del tipo de 2., que no llevan coma y terminan con dos puntos. ¿Qué pasaría si, por ejemplo, yo adoptara el uso de la coma donde deben ir los dos puntos? En este caso, podrían pasar varias cosas. Si le escribo a alguien que no conoce la regla de los dos puntos, seguramente no notará la diferencia. Si le escribo a un colega, este podría pensar que mi conocimiento de mi propio idioma deja mucho que desear.
Finalmente, si le escribo (con el uso de la coma, no de los dos puntos) a un potencial empleador, por ejemplo a la persona a cargo en una agencia de traducciones, será un milagro que me den trabajo. Como muchas cosas, la elección de niveles de formalidad, de estilo y de corrección en el uso del lenguaje y sus reglas puede tener resultados variados según la situación y la gente en esa situación. El caso vocativo es un caso que se emplea para identificar el nombre al que se dirige el hablante. Se encuentra en latín, polaco, lituano y otras lenguas. Cuando se utiliza un vocativo, el elemento a quien se dirige el hablante se expone, directamente. Por ejemplo, en la oración, «No te entiendo, Juan», Juan es un vocativo que indica el receptor del mensaje, o persona a quien el hablante se dirige. Una expresión en vocativo es una interjección, no cumple función de sujeto ni de objeto y suele emplearse en cualquier tipo de conversación. Ejemplos: Hola, Raquel. ¡Buenos días, clase! No olvides tu traje de baño, Jorge. Jorge, ¿recordaste traer tu bañador? No, Antonio, lo he olvidado. Estoy orgulloso de ti, hijo. Si yo fuera tú, María, estudiaría español en lugar de francés. ¡Adiós, Madrid, que te quedas sin gente! ¡Adiós, paredes!
No hay comentarios:
Publicar un comentario