Estudiar puede ser una
de tus aficiones “namber guan”. ¡Vamos allá!
Fuente:
1. Asocia el acto de estudiar con algo positivo.
Paulov tenía un perro al
cual le hizo asociar el alimento al sonido de una campana. El animal
relacionaba el “ting” de la campana al filete y de la misma manera que el
cuerpo reacciona ante un alimento, el can segregaba saliva.
Nosotros no somos mucho
más diferentes, nuestra especie animal se puede mover también por motivaciones.
Estudia y después… una recompensa. Puede ser comida, o puede ser una llamada de
teléfono al novio/a, puede ser un capítulo de tu serie preferida, o un paseo
por la playa. Cuando se estudia a gusto se es más productivo. Ya verás.
2. Crea una rutina en tu vida.
Aunque pueda sonarte a
“rollo”, piensa que si no tienes unos hábitos casi cronométricos tendrás unos
resultados irregulares. Tu cuerpo se vuelve más productivo cuando asume que hay
unas horas destinadas al sueño, otras a las comidas, otras al ocio y otras al
negocio (en este caso el tuyo son los estudios). Con esto, la pereza que te da
sentarte en la silla desparece.
3. Silencio, se piensa.
Cuando hinques los codos
en la mesa no se tiene que oír ni el pensamiento de una mosca. Trabajamos con
los sentidos, y aunque puedas llegar a desarrollar inmunidad al jaleo, lo mejor
es que en ese momento disfrutes de escucharte. Debes ver el “estudiar” como
algo que te está elevando intelectualmente.
Si te distraes con
música, por ejemplo, es posible que tengas que leer dos veces lo que hubieras
comprendido en una. Evita que te suceda o vendrá el desánimo a visitarte y se
te llevará las ganas de estudiar.
4. La motivación es un porcentaje alto.
¿Por qué lo haces? Lo haces
porque para ti es importante ¿O lo haces porque alguien te obligó a hacerlo? Si
alguien te dijo que tenías que hacerlo y no te motiva seguir, piensa que a lo
mejor estás optando por una profesión que no se ajusta a ti. Si tu “mamá”
quiere que seas médico, pero tú quieres ser peluquera, entonces piensa en
estudiar peluquería. De cualquier modo, piensa que para ejercer necesitas tener
un título que avale para qué sirves.
5. Aprovecha bien el tiempo y deja que te sobre tiempo para otras cosas.
Cuando haces las cosas
bien no tendrás que hacerlas dos veces. Trata de organizarte tu tiempo de
estudio. Si no te funciona bien la agenda porque trabajas y tienes turnos
rotativos, plantéate hacerlo con cursos online o a distancia. Es tan importante
que te concentres como que abandones la luz del flexo y salgas a divertirte.
6. No dudes y pregunta.
Cuando tienes una duda
debes preguntar cuanto antes. Ponte en contacto con el tutor, con el profesor o
algún compañero que te dé las claves de aquello que no has conseguido
descifrar. Pasa a otro tema mientras lo resuelves, pero no lo pierdas en el
tiempo: pregunta, avanza, resuelve, sigue…
7. Estudia en el momento de día adecuado.
No es bueno estudiar en
la última hora del día, pues tu cuerpo está exhausto del ritmo diario. Tampoco
es bueno levantarse y sentarse en la silla mientras te quitas las legañas. No
es bueno estudiar después de comer, pues te da sueño y la sangre se va toda al
estómago para hacer la digestión. ¿Entonces cuándo?
Puedes estudiar en la
mañana, pero si has madrugado y has hecho algo de ejercicio, tu cuerpo se
encontrará activo. Dar el salto de la cama al libro no es bueno, pues tu
cerebro necesita ponerse en marcha. Lo mismo si después de comer tienes sueño,
una breve siesta de veinte minutos y ¡a estudiar! Hacerlo por la noche es un
tema más complicado, pero en ese caso te recomendamos que te acuestes temprano
y lo hagas el día siguiente.
8. Duerme lo suficiente.
En relación con lo que
te decíamos en el punto 7 y en el punto 2, tanto por encontrar el momento
adecuado, como por establecer una rutina, es IN-DIS-PEN-SA-BLE que tu cuerpo se
encuentre en forma. Mens Sana In Corpore Sano, que quiere decir que para que tu
mente esté sana tienes que haber dormido lo suficiente. Lo habitual son 8 horas
de un tirón.
9. Lee mucho.
No es nada nuevo aquello
de “leer te hará más sabio”. Pero además, con el hábito de leer aumentarás tu
capacidad de entender las ideas, estimularás tu imaginación y eso acelerará tu
capacidad de comprender conceptos. No te apures, no tienes por que leer a
Proust o Kierkegaard.
10. Vía de escape creativa: dibuja, escribe, modela, baila.
Estudiar algo
mecánicamente tiene un precio intelectual bastante elevado. Si quieres que tu
mente se libere, puedes realizar una pausa cada 45-50 minutos y desconectar.
Las actividades creativas le dejarán a tu mente soltar un poco del cansancio de
ordenar ideas. Hacer dibujos en un papel o pintar en un lienzo, bailotear un
par de canciones, jugar con plastilina, modelar con arcilla… cosas que dejen
que tu mente diga: “ufffff”
Cada uno necesitamos una
motivación para estudiar, los asesores de estudios o los tutores nos pueden
orientar. Sin duda alguna, no hay mejor motivación que obtener buenos
resultados, pero si los buenos no llegan, al menos ten las técnicas para
lograrlos. ¡Ánimo!