Por
el momento, no existe un vehículo ‘0 emisiones’. Los coches eléctricos
son considerados como la alternativa más limpia, pero hay una lista de
factores a considerar al compararlos con los coches tradicionales.
Últimamente hay una tendencia a que sus beneficios ecológicos son
constantemente desafiados, para evitar reemplazar una energía
contaminante por otra. Recientemente, un estudio científico llevado a
cabo por Christoph Buchal, profesor de física de la Universidad de
Colonia (Alemania), sugiere que podrían ser hasta más contaminantes.
El estudio alemán ha comparado el Mercedes Clase C 220d con el Tesla Model 3, calculando las emisiones de CO2
en gramos por kilómetro. El vehículo de Mercedes, a base de diésel,
emite unos 177 g/km, mientras que el coche de Tesla contamina entre 73 y
98 g/km. A simple vista, la conclusión evidente parece ser que el coche
eléctrico contamina menos,
gracias a las relativamente bajas emisiones que producen las baterías
de litio a lo largo de sus 10 años de vida útil. Sin embargo, al
recargar la batería, se necesita producir más electricidad, lo cual le
sumaría hasta 181 g/km más. Teniendo esto en cuenta, el coche eléctrico
estaría emitiendo hasta más del doble que el vehículo equivalente en
diésel.
La
comparación resulta impactante, pero no es una equivalencia del todo
justa. Si estamos considerando el impacto ecológico de la recarga, ¿no
tendría sentido también comparar el impacto ecológico equivalente de los
vehículos tradicionales? Las gasolineras requieren energía para operar
y, según una investigación de la Universidad de Murcia, emiten otros
gases contaminantes que no sólo dañan al medio ambiente, sino también a
la salud humana.
Por
otro lado, la contaminación producida por la electricidad varía mucho
dependiendo de su origen: la energía eléctrica generada con carbón no
reduce mucho las emisiones, mientras que aquella generada con gas
natural haría que un vehículo eléctrico sea comparable con uno híbrido. Y
otras alternativas pueden reducir más todavía las emisiones. Si bien en
España la tecnología que más energía aporta a nuestro sistema eléctrico
es la nuclear, el carbón le sigue muy de cerca. Afortunadamente, se
pronostica que la generación de energía eléctrica a través de
tecnologías no basadas en el carbón aumentará globalmente un 63% para el
año 2040.
Aun
así, no hay que olvidar el daño ambiental más allá de las emisiones de
efecto invernadero. Ya estamos familiarizados con las imágenes de
animales cubiertos en petróleo tras un derrame, y la extracción del oro
negro suele causar emisiones de metano (gas 84 veces más dañino que el
CO2). Mientras tanto, el litio que se usa para construir las
baterías de los coches eléctricos también tiene un proceso de extracción
y manufactura contaminante. Ambas tecnologías alteran la composición
química del agua y del suelo en las zonas donde se extraen, causando
daño ecológico y humano considerable. Con la creciente demanda mundial
de litio para los coches eléctricos y los móviles, habrá que asegurarse
que los distintos procesos para que el material llegue a nosotros sea
más sostenible para no frustrar su finalidad.
Otro problema es que, según los datos del estudio alemán, a este ritmo no llegaríamos al límite de 59 gramos de CO2
por kilómetro para el año 2030 aun con coches eléctricos. Para cumplir
los objetivos climáticos de la Unión Europea, debemos considerar de
dónde viene nuestra energía eléctrica. Afortunadamente para España, las
energías renovables, en particular la eólica, son cada vez más
populares. Ha habido años en los que ha superado al carbón y a la
nuclear, y España es pionera en el desarrollo e implementación de nuevas
tecnologías eólicas y solares (estamos en el Top 5 de países europeos
con más horas de luz). Es posible que, con la innovación constante,
logremos compensar las desventajas de las baterías de litio.
Fuente: https://es.finance.yahoo.com/noticias/el-lado-menos-sexy-de-los-coches-electricos-153337365.html
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