Cuando uno no puede dormir, por tener
algún dolor, o preocupación, o simplemente por tener insomnio, decimos
que hemos pasado la noche en vela, o también que hemos pasado la noche
en blanco.
La RAE considera la frase hecha “Pasar la noche en blanco” sinónima de “pasar de claro en claro la noche”, a la que define como “pasarla sin dormir”. Pues eso: significa no pegar ojo.
El origen de este modismo, que no aparece en el Diccionario, está relacionado con la noche que ritualmente solían pasar sin pegar ojo aquellos que, durante el medievo, querían formar parte de ciertas órdenes de caballería.
La RAE considera la frase hecha “Pasar la noche en blanco” sinónima de “pasar de claro en claro la noche”, a la que define como “pasarla sin dormir”. Pues eso: significa no pegar ojo.
El origen de este modismo, que no aparece en el Diccionario, está relacionado con la noche que ritualmente solían pasar sin pegar ojo aquellos que, durante el medievo, querían formar parte de ciertas órdenes de caballería.
El origen de la expresión es muy
antiguo y viene nada menos que de la época medieval en concreto de las
antiguas ceremonias en las que se nombraban caballeros.
Así que para documentarnos acudamos a este enlace de la web dedicada a la Heráldica:
blasones hispanos.com, donde se cuenta con todo lujo de detalles esta ceremonia:
Vean esta cita:
"El
aspirante a caballero se lavaba todo el cuerpo, permanecía en ayunas,
realizaba sus oraciones. Se vestía de blanco como símbolo de pureza. Los
padrinos podían comer en mesa aparte pero el futuro caballero
permanecería en abstinencia.(.../...). Pasaba toda la noche velando sus
armas. A la mañana siguiente la comitiva se dirigía a la Iglesia, el
aspirante a caballero entraba con la espada colgada del cuello, la
presentaba al sacerdote quien la bendecía. El aspirante se arrodillaría
ante el señor feudal o el Rey quien le haría una serie de preguntas y
pediría juramento acerca de si estaba dispuesto a : derramar su sangre
en defensa de su Rey, su religión y su patria, obedecer a éste y a sus
superiores, ser como un hermano con sus iguales, cortes con todo el
mundo, no aceptar pensión de príncipe extranjero, no faltar jamás a su
palabra, no mentir ni calumniar. Los padrinos y damas le vestían la
armadura, calzaban espuelas doradas y ceñían la espada. El Señor, al
darle el " espaldarazo " lo hacía invocando " En el nombre de Dios, de
San Miguel, San Jorge y Santiago, te hago caballero; sé denodado,
valeroso y leal ".
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