domingo, 7 de abril de 2013

Anécdotas de Galileo



No resulta ningún secreto que entre los grandes genios Kepler y Galileo no había precisamente una relación cordial, ni personal ni en cuanto a las diferentes concepciones astronómicas que ambos tenían. Pero aún así, no abundaban precisamente personas en aquel siglo XVII versadas en ciencia por lo que a menudo, muy a su pesar, estaban en contacto. Hay una anécdota divertida entre ambos pero no demasiado extendida que cuenta que Galileo ante un descubrimiento de astronomía decidió avisar a Kepler. Entre ellos utilizaban un código para enviarse mensajes  realmente curioso, tomaban el texto en latín y lo descomponían en letras sin orden. El que recibía el mensaje debía recomponer la sopa de letras en el debido orden para enterarse de lo que le decían. Pues bien Galileo escribió:
S m a i s m r m i l m e p o e t a l e u m i b u n e n u g t t a u i r a s
Kepler esta vez, no conseguía entender lo que decía Galileo pero no iba a dar su brazo a torcer fácilmente así que trabajó hasta que consiguió ordenar las letras de esta forma:
Salue umbistineum geminatum Martia proles, es decir, que según él le hablaba de algo relativo a unos hijos que tenía Marte, por lo que entendió que le notificaba la existencia de unos satélites del planeta Marte.
Pero lo que Galileo había enviado realmente era: Altissimum planetam tergeminum observavi, es decir, se refería a que el planeta más alto o más alejado, en alusión al planeta Saturno en aquella época, tenía una forma determinada, que por cierto era errónea como luego se descubrió.

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