Algunos lectores de los diarios de la época de la I Guerra Mundial en EEUU
quedaron muy sorprendidos
cuando se dieron cuenta de que indefectiblemente cada vez que en un periódico se narraba la crónica de un naufragio siempre se contaba que había un gato en la cubierta.
Claro, aquello no era normal, hasta que un responsable del New York World decidió investigar qué estaba pasando. Y para ello qué mejor que dirigirse al periodista que estaba encargado de las noticias marítimas en el diario. Inmediatamente le dio la explicación.
Resulta que en una ocasión hubo un naufragio donde afortunadamente la tripulación pudo escapar a tiempo huyendo en los botes salvavidas, pero cuando empezaban a marcharse remando se dieron cuenta de que un gato, que era la mascota del barco, se había quedado en la cubierta, por lo que volvieron a por él, arriesgando sus vidas. El redactor del New York World redactó un buen artículo destacando lo del gato que tocó la fibra sensible de la gente, por lo que los periodistas de los otros periódicos que no pusieron lo del gato fueron amonestados por sus jefes.
Pero lo curioso vino después. Después de la bronca, los otros periódicos al siguiente naufragio se inventaron que había un gato en la cubierta, el del New York World no lo puso porque no era verdad y entonces se ganó él las reprimendas de sus jefes, pues los artículos de los otros fueron más leídos. Total, que al final con todo este enredo, cada vez que había un naufragio, pues todo el mundo procuraba que en la historia apareciera tarde o temprano un gato en cubierta.
cuando se dieron cuenta de que indefectiblemente cada vez que en un periódico se narraba la crónica de un naufragio siempre se contaba que había un gato en la cubierta.
Claro, aquello no era normal, hasta que un responsable del New York World decidió investigar qué estaba pasando. Y para ello qué mejor que dirigirse al periodista que estaba encargado de las noticias marítimas en el diario. Inmediatamente le dio la explicación.
Resulta que en una ocasión hubo un naufragio donde afortunadamente la tripulación pudo escapar a tiempo huyendo en los botes salvavidas, pero cuando empezaban a marcharse remando se dieron cuenta de que un gato, que era la mascota del barco, se había quedado en la cubierta, por lo que volvieron a por él, arriesgando sus vidas. El redactor del New York World redactó un buen artículo destacando lo del gato que tocó la fibra sensible de la gente, por lo que los periodistas de los otros periódicos que no pusieron lo del gato fueron amonestados por sus jefes.
Pero lo curioso vino después. Después de la bronca, los otros periódicos al siguiente naufragio se inventaron que había un gato en la cubierta, el del New York World no lo puso porque no era verdad y entonces se ganó él las reprimendas de sus jefes, pues los artículos de los otros fueron más leídos. Total, que al final con todo este enredo, cada vez que había un naufragio, pues todo el mundo procuraba que en la historia apareciera tarde o temprano un gato en cubierta.