El desplome de los precios del crudo -el barril de Brent se ha dejado
más de un 70 % desde mediados de 2014- ha movido los cimientos del
mercado mundial y los cada vez más delicados equilibrios entre países
productores y consumidores.
Mientras los primeros miden
fuerzas y pelean por sus cuotas de producción con situaciones económicas
muy dispares e intereses cruzados, los segundos empiezan a advertir las
caras menos amables de un petróleo barato durante tanto tiempo.
El origen. ¿Cuándo empezó esta caída? ¿Por qué?
El barril de Brent acumula casi
600 días sin una recuperación consistente de los precios, una racha
mucho mayor que en crisis anteriores.
A la hora de señalar las causas, hay que mirar al exceso de oferta
en un momento de debilidad económica y al cambio en la política de la
OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), con la poderosa
Arabia Saudí al frente, que a finales de 2014 decidió dar un giro a su
estrategia y no ajustar la producción.
Un cambio en el que la
"revolución" de los no convencionales con técnicas de extracción como la
fracturación hidráulica o "fracking" en Estados Unidos, que ha sumado
varios millones de barriles a la producción mundial, estuvo muy presente.
"La oferta supera a la demanda y la OPEP ha dejado de funcionar como cartel"
Y en las razones de por qué se
está prologando tanto esta situación, ya entran más detalles: el frenazo
de China y los emergentes sin ese ajuste en la producción, unos no
convencionales más eficientes y resistentes de lo previsto, el retorno
de Irán a la exportación, los inventarios en cifras récord o las pugnas
internas entre productores del Golfo por su cuota o los objetivos de
París para reducir emisiones, señalan los expertos.
Las dos caras: ganadores y perdedores
En principio, y como
recientemente señalaba el profesor de la Universidad de Harvard Kenneth
Rogoff el abaratamiento del crudo suele resultar un juego de suma cero
en el que los productores pierden y los consumidores ganan: los segundos
tienden a gastar la transferencia de riqueza que supone el petróleo
barato mientras los productores deben ajustarse vía presupuestos,
subsidios o proyectos de inversión.
Los grandes rasgos de esta tendencia se han mantenido en este ciclo
pero los meses pasan y señalan a las caras menos amables del petróleo
barato.
Del lado de los "ganadores", las
cifras demuestran los más inmediatos beneficios de la caída del crudo.
Por ejemplo, en España, claro consumidor, sumó al PIB de 2015 entre 0,5 y
0,8 puntos gracias a ese descenso vía ahorro de la factura energética,
bajada de los carburantes y menor inflación.
Pero algunos de estos "ganadores"
también ven desde hace meses como sus empresas energéticas registran
fuertes perdidas y comienzan a recortar empleos y a reducir inversiones:
las grandes petroleras cotizadas redujeron un 78 % sus beneficios en
2015, lo que acompañaron de duras medidas de ajuste.
O también comienzan a llegarles
señales de que algunos de los proyectos de sus empresas en países de
Oriente Medio, como el AVE a La Meca, podrían retrasarse o incluso
cancelarse.
"A los compradores nos ha ido bien, hasta que hemos visto que
repercute en la estabilidad global, compromete proyectos futuros y
conlleva fuertes recortes de inversiones petroleras", resume Marzo.
Del lado de los perdedores, señalaba esta semana el investigador del
Instituto ElCano Gonzalo Escribano, hay distintas categorías de
"sufrimiento" en función de la calidad y cantidad de sus reservas, su
situación interna y los conflictos abiertos.
Los países del Golfo Pérsico, con el 80 % de sus reservas viables con
el barril por debajo de los 40 dólares, serían los más preparados para
resistir ante este panorama de precios bajos pero la situación es ya muy
complicada en Irak, Kurdistán, Libia o Nigeria, asfixiados con fuertes
conflictos.
Seguidos de otros como Venezuela,
Ecuador, Rusia o Irán, cuyo regreso al mercado mantiene en tensión y
reacios a recortar su producción a los líderes del Golfo: Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos o Kuwait.
Pero, en mayor o menor medida, todos los productores tienen que meter la
tijera a sus presupuestos e inversiones y la foto de la economía global
no sale demasiado bien parada de esta coyuntura, coinciden los
expertos: los precios actuales no permiten a estos países equilibrar
presupuestos, lo que se puede traducir en conflictos sociales, mayores
tensiones geopolíticas y reducción de inversiones por todo el mundo.
Se está creando un grave estrés económico, social y político que tiene serias repercusiones a escala global".
El efecto no está siendo "tan
positivo en el corto plazo" y se ha demostrado que algunas economías no
iban tan bien como se esperaba.
Quizá, apuntan, haya que redefinir el análisis económico con los precios del crudo.
La bola de cristal, ¿qué va a pasar?
Dos ideas claves se cruzan a la hora de mirar al futuro: los precios
actuales parecen insostenibles pero casi nadie ve una clara y rápida
recuperación, con los productores manteniendo su pulso para conservar su
cuota de mercado y una economía con muchos interrogantes.
"Por debajo de 30 dólares solo podrá cubrirse el 12 % de la nueva
producción prevista hasta 2020; las inversiones necesarias requieren de
un precio de barril de entre 60 y 70 dólares", ejemplifica.
Mirando a los últimos informes, el departamento de Energía de Estados
Unidos fija un precio medio de 40 dólares en 2016 y de 50 dólares de
cara a 2017.
También hay un informe de la Agencia Internacional de la Energía
(AIE) que explora un escenario con el barril sin superar los 60 dólares
hasta la próxima década.
"La senda de recuperación parece
lenta", coinciden desde el sector petrolero donde también recuerdan los
objetivos de la Cumbre del Clima de París. "Si nos creemos estos
objetivos son un elemento adicional de presión al mundo de los
hidrocarburos".
El futuro
equilibrio pasa por una "pugna apasionante" entre la capacidad de los
productores más modernos, los de no convencionales, de mejorar
tecnologías y ajustar costes y la capacidad de los países de Oriente
Medio de ajustar sus presupuestos y aguantar.
Mientras,
Quizá, apuntan, haya que redefinir el análisis económico con los precios del crudo.
La bola de cristal, ¿qué va a pasar?
Dos ideas claves se cruzan a la hora de mirar al futuro: los precios
actuales parecen insostenibles pero casi nadie ve una clara y rápida
recuperación, con los productores manteniendo su pulso para conservar su
cuota de mercado y una economía con muchos interrogantes.
"Por debajo de 30 dólares solo podrá cubrirse el 12 % de la nueva
producción prevista hasta 2020; las inversiones necesarias requieren de
un precio de barril de entre 60 y 70 dólares", ejemplifica.
Mirando a los últimos informes, el departamento de Energía de Estados
Unidos fija un precio medio de 40 dólares en 2016 y de 50 dólares de
cara a 2017.
También hay un informe de la Agencia Internacional de la Energía
(AIE) que explora un escenario con el barril sin superar los 60 dólares
hasta la próxima década.
"La senda de recuperación parece
lenta", coinciden desde el sector petrolero donde también recuerdan los
objetivos de la Cumbre del Clima de París. "Si nos creemos estos
objetivos son un elemento adicional de presión al mundo de los
hidrocarburos".
El futuro
equilibrio pasa por una "pugna apasionante" entre la capacidad de los
productores más modernos, los de no convencionales, de mejorar
tecnologías y ajustar costes y la capacidad de los países de Oriente
de ajustar sus presupuestos y aguantar.
Mientras, aunque es un estimulo
importante, a la economía global no ha parecido sentarle tan bien como
se podía pensar este mundo de crudo barato
Fuente: https://es.finance.yahoo.com/noticias/mundo-crudo-barato-origen-perdedores-ganadores-predicciones-113842538--finance.html