sábado, 17 de marzo de 2012

ANÉCDOTA DE KARPOV Y KORCHNOI

No hacía mucho que Karpov venía de disputar un muy difícil campeonato del mundo en Bagui, Filipinas, (disputado en 1978) donde se llevó el triunfo final por seis triunfos a cinco frente al gran maestro Korchnoi. Los aficionados nunca olvidarán aquel campeonato, además de por la emoción del juego en sí, por los incidentes que lo rodearon. Los contendientes no se llevaban nada bien, más bien se llevaban a matar y se acusaron mutuamente de darse patadas por debajo de la mesa (por lo que terminaron con una tabla de separación entre los dos), de usar parapsicólogos que influían mentalmente en el contrario, de poner luces frente a los ojos molestas, de utilizar gurús y amuletos extraños, un poco de todo.

Pero la anécdota más divertida de todas estas acusaciones fue la siguiente.

Resulta que Karpov, para oxigenar el cerebro, a media partida pedía un yogur que se tomaba mientras seguía jugando. Pero estaban ya las cosas tan tensas que Korchnoi empezó a decir que en ese yogur iban mensajes secretos para Karpov y así, por increíble que les parezca, Korchnoi exigió que esos yogures se le sirvieran a Karpov exactamente a la misma hora cada jornada, ni un minuto más ni un minuto menos y que además fueran siempre del mismo sabor, ya que según él, si se lo traían de diferentes sabores en realidad le estaban dando claves sobre cómo tenía que jugar, según la estrategia que tuviera que hacer le podían traer un sabor diferente

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